El servicio de vino en el restaurante

El ceremonial del servicio de un vino es, quizás, el más críptico para la mayoría, y no son pocos los que piensan que no es más que una parafernalia que solo sirve para justificar lo que te cobran por la botella. Como todo en la vida, es necesario entender este protocolo para poder valorar que el tratamiento y el servicio adecuado de un vino redunda en un mayor placer cuando lo bebemos.

Foto Didriks Camarero sirve vino a un cliente
La presentación en la mesa de la botella dependerá de si ésta tiene o no depósitos (lo que vulgarmente se llama "posos") que presentan algunas botellas de vino tinto. Contrariamente a lo que muchos neófitos piensan, los depósitos no indican ningún defecto, sino que son la consecuencia lógica del envejecimiento del vino: son síntomas de calidad y respeto a una forma de trabajo natural. Este tipo de vinos de guarda que están en posición horizontal en la bodega, se traen a la mesa acunados en una canastilla manteniendo la botella en posición horizontal y procurando que se mueva lo menos posible, ya que si se mueve los sedimentos quedarán en suspensión y nos caerán en la copa irremediablemente.
La canastilla debe sujetarse con las dos manos y por los extremos, no por debajo ni por el asa. Con el vino en la canastilla, quitaremos la cápsula completa, incluida la parte que cubre el cuello de la botella y la descorcharemos con cuidado (cualquier vino ha de ser descorchado sin que el tapón produzca ruido al salir, incluidos los espumosos). Y lo que haremos girar será el sacacorchos y nunca la botella, para mover el vino lo menos posible. Encenderemos una vela y sacaremos con cuidado la botella del canastillo manteniéndola en posición horizontal. Tomaremos un decantador con la mano izquierda (derecha para los zurdos) y la botella con la mano contraria, colocando los hombros y el principio del cuello de ésta a unos 10 centímetros de la llama de la vela: luego iremos vertiendo el vino en el decantador poco a poco. La llama nos permite ver desde arriba, al proyectar su luz y hacer que el líquido y el cristal sean más transparentes, en qué momento llegan los sedimentos a los hombros de la botella. Cuando veamos llegar sustancias sólidas hemos de parar y dejar ese resto de vino en la botella.

Foto IndyDina with Mr. Wonderful Profesional decanta una botella de vino
Los tintos maduros sin depósitos se llevarán a la mesa en posición vertical y se deben trasvasar o jarrear, siempre que sea posible, con algún tiempo de antelación (entre media hora y una hora antes de ser consumidos). El trasvase consiste simplemente en verter el vino en el decantador pero sin seguir todas las reglas anteriores ya que estos vinos no tienen depósitos y su finalidad es oxigenar el vino y acelerar la expresión de los aromas.
Los blancos, rosados y tintos jóvenes se traen a la mesa en posición vertical y se abren en el último momento. Se sirven directamente de la botella que, en el caso de los blancos y de los rosados, deberá colocarse en un cubo con agua y hielo, pero vigilando que no se enfríe demasiado y pierda en expresión aromática.
Los blancos de guarda también se presentan en vertical y por lo general, se abren en el último momento, aunque si son muy viejos, puede ser conveniente abrirlos media hora antes. Se sirven directamente de la botella y menos fríos que los jóvenes.
Los vinos espumosos se presentan en posición vertical y se sirven directamente de la botella. Para abrir una botella de espumoso tenemos que sujetarla con las dos manos: por el corcho con una y por la base con otra. Haremos girar apenas la botella con la mano que sujeta la base. Tenemos que seguir sujetando fuertemente el corcho y sentiremos cómo va subiendo lentamente por el simple empuje del carbónico. Dejaremos que suba a su ritmo y que salga suavemente, sin explosión ni ruido. Una vez servido, la botella se mantendrá en un cubo con agua y hielo.
Pero sigamos con la ceremonia...
Una vez abierta la botella, el sumiller examinará visual y olfativamente el corcho, lo colocará en un platillo y lo dejará sobre la mesa para que la persona que ha elegido el vino, primero, y los demás comensales si lo desean puedan hacer lo propio. Y es que los posibles defectos aromáticos del vino se transmitirán automáticamente al corcho y al olerlo sabremos que algo no va bien...
Foto Vine Pair - Adam Teeter Oler el corcho de una botella de vino
Y ya saben: disfruten de la ceremonia, ustedes son parte de ella.
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